Perú es el octavo país más rico del mundo en agua dulce, y el tercero en América Latina, después de Brasil y Colombia. Sin embargo, el agua está particularmente concentrada en la Amazonía en un 97%, donde existe una población del 30% del país que consume muy poco de ese 97%; la mayor parte continúa por la Amazonía de Brasil y termina perdiéndose en el Mar Atlántico. Pero el 65% de la población toma agua, parcialmente, de la cuenca del Pacífico donde existe solo 1.8% de los recursos, lo que viene siendo subsanado desde hace 40 años con proyectos de trasvases de agua y generación de energía desde la sierra a la costa. Podemos señalar: Chira-Piura, Jequetepeque-Zaña, Olmos, Tinajones, Marcapomacocha (Lima, agua potable – energía), Mantaro (agua potable – Lima), Choclacocha (agua – Ica), entre otras.
Si se hubieran priorizado adecuadamente los recursos en las últimas dos décadas, y no se hubieran realizado inversiones como la Carretera Transoceánica, la Refinería de Talara, el Gasoducto de Camisea incompleto y otras efectuadas sin estudios de prioridad, se hubiera podido destinar ese presupuesto a más trasvases transandinos para traer más agua, energía e irrigación a las zonas áridas de la costa.
La COVID-19 puso en evidencia las brechas en el país, respecto al acceso al agua y al saneamiento. El INEI estima que 3 millones de peruanos (9,2% de la población) carecen de acceso a servicios de agua y 8,2 millones de peruanos (25,2%) carecen de acceso a servicios de alcantarillado. Con ello, Perú está muy distante de cumplir con el compromiso internacional (Naciones Unidas) de “Agua limpia y saneamiento” para el 2030.
Recientemente la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE – Comunidad Europea) ha publicado el estudio pactado con el Perú sobre la problemática del agua. La calidad de análisis y recomendaciones, uso de instrumentos económicos, y la consulta a 175 instituciones entre públicas y privadas, deberían servir para que el nuevo gobierno establezca políticas públicas para una eficaz gestión integral del agua, que garantice el derecho a su acceso, y que no solo se quede en promesas electorales como las realizadas en el 2016 por Kuczynski, quien dijo que el acceso al Agua Potable y al Saneamiento era el paso número uno para ser un país desarrollado.
El agua potable es fundamental en estos momentos de pandemia, en medio de la crisis, la gente más pobre no tiene agua para tomar ni cocinar, menos para lavarse las manos, y el gobierno, supuestamente de lujo, con sus distintos presidentes, está finalizando su mandato sin haberse ocupado de llevar agua limpia y desagüe a las zonas altas de las ciudades, como ofreciera en su campaña.
Para enfrentar integralmente la problemática de la pandemia, se requiere solucionar, en el corto y mediano plazo, el acceso al agua por parte de las poblaciones menos favorecidas a los menores costos posibles, de ahí que, la propuesta de la candidata de Fuerza Popular, de generar un servicio de emergencia nacional, llamado “Agua para ti”, con miles de unidades de camiones cisterna para llevar agua de calidad, de forma gratuita, a los lugares de pobreza y pobreza extrema, a partir de agosto próximo, asegurando control sanitario y administrativo para evitar sobreprecios, es una medida urgente y efectiva.
Esta propuesta de Fuerza Popular se complementa con la de Renovación Popular de colocar, rápidamente, fuentes de agua (caños) en cada cuadra, con tanques elevados en las poblaciones vulnerables de los cinturones de pobreza de las zonas urbanas, generando empleo temporal local en su instalación y funcionamiento. La factibilidad de esto requiere establecer los costos que suponen las bombas y la energía que se necesite para hacer llegar el agua hasta estos puntos.
Otra medida puede ser el subsidio temporal focalizado en las tarifas de servicios de saneamiento, por la emergencia sanitaria.
Todas estas son, únicamente, medidas de emergencia para enfrentar la pandemia.
Por: Eco. José Linares Gallo
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