La hiperinflación generada durante el gobierno de Alan García (1985-1990) fue posible debido a que en la constitución del 79 no existía, con claridad, el nivel de independencia del Banco Central de Reserva – BCRP con respecto del ejecutivo.

En la Constitución del 93 y en la Ley Orgánica del BCRP se dejó claramente establecida su independencia. En los últimos 15 años, ha sido presidida por Julio Velarde Flores, prestigioso economista; esta institución logró alcanzar la estabilidad monetaria y una baja tasa de inflación. Con esto el país ganó la confianza de los inversionistas y de las familias para que ahorren en soles, facilitando el manejo de la política monetaria del país.

De ahí que la posibilidad de su continuación ha servido para que cese la especulación y el precio del dólar ha comenzado a descender de los 4 soles; llegar a 3.60, como estaba antes de la pandemia, dependerá de que el actual presidente acepte continuar, y, de no aceptarlo, el gobierno entrante debe tener los reflejos políticos y técnicos para plantear, como alternativa, a reputados economistas como Jorge Chávez Alvarez y Oscar Dancourt Masías; ambos ex presidentes del BCRP de buena gestión.

También es necesario que se conozca quiénes pueden ser los próximos Ministro de Economía y el Presidente del Consejo de Ministros, para afianzar la tranquilidad y la confianza de los inversionistas.

El incremento del dólar no previsto, fue consecuencia de la incertidumbre provocada por el proceso electoral en curso, generando presiones inflacionarias, y motivando la fuerte intervención del BCRP en el mercado cambiario, para contrarrestar la fuerte demanda de dólares por la venta de muchos poseedores extranjeros de bonos soberanos del Perú y el retiro de ahorros en dólares.

Mantener el valor adquisitivo del dinero en el tiempo, es el principal aporte del BCRP a la economía del país, pues, al controlarse la inflación, se reduce la incertidumbre y se genera confianza en el valor presente y futuro de la moneda nacional, elemento imprescindible para estimular el ahorro, atraer inversiones productivas y promover así un crecimiento sostenido de la economía.

El órgano de gobierno del BCRP es el Directorio, cuyo mandato es de 5 años, y se renueva a partir del 28 de julio del año en que haya elecciones generales. La constitución actual, establece que son 7 los miembros del directorio, de los cuales 3, incluyendo el presidente, son propuestos por el Ejecutivo, y 4 por el Congreso, quien ratifica a los 7.

Vale mencionar que el Congreso que entrará en funciones, próximamente, no cuenta con una mayoría clara, pues se encuentra políticamente fragmentado. Además, la ley orgánica del BCRP establece varios criterios, particularmente de probidad, para que los candidatos sean propuestos, lo que constituye, finalmente, un doble seguro; condiciones que se extrañan en la elección del Tribunal Constitucional.

Una de las garantías para la autonomía la constituye la no remoción de los directores salvo falta grave, establecida en su Ley Orgánica; así como también, la prohibición de financiar al sector público, otorgar créditos selectivos y establecer tipos de cambio múltiples, entre otros.

Es decir, la autonomía sirve para evitar que los políticos apliquen medidas económicas populistas financiadas y subsidiadas por el BCRP, pues está claro que de darse caos económico e hiperinflación, como ya ocurrió antes, el país entero termina sufriendo.

El BCRP es un órgano vital para la economía peruana ya que esta entidad garantiza la estabilidad de la moneda, la baja inflación y le da tranquilidad a la gente, sobre todo a los ahorristas, informando periódicamente a la ciudadanía.

En esa perspectiva es saludable superar la incertidumbre en los mercados como consecuencia del proceso electoral, asegurando la continuidad de la política monetaria del BCRP, para el logro del objetivo central de garantizar una tasa de inflación baja para el país, contribuir a mantener el equilibrio fiscal, mejorar la calidad del gasto público y promover las inversiones; respetando su independencia y autonomía.

 

Por: Eco. José Linares Gallo